La misma mirada, los mismos ojos, la misma manera de besarme y de tocarme, pero esa ya no soy yo, disfrutar de tu cuerpo, de tus manos, de tus palabras, pero ya no eres tú. Y revuelto me encuentro el pensamiento, entre tu arrepentimiento y la confusión, debo admitir que te extraño, que no hay nadie más como tú.
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